domingo, 7 de diciembre de 2014

EL CENTRO ANDALUZ DEL PUEBLO “JAVIER VERDEJO” CELEBRA EL DÍA DE ANDALUCÍA.

A pesar de que el CAP Javier Verdejo aún no ha sido inaugurado de forma oficial, no podiamos dejar pasar la oportunidad de convocar a los almerienses para celebrar el día de la Nación Andaluza y rendir homenaje a a todos aquellos que han mantenido viva la llama de la soberanía y de la Identidad andaluza durante los últimos años, especialmente a aquellos que dieron su vida por ese ideal andaluz que los andaluces identificamos a través de la Constitución de Antequera y de la lucha de Blas Infante por alcanzar la independencia que disfrutábamos antes de la conquista católico-castellana.

El recuerdo y el homenaje a José Manuel García Caparrós, joven malagueño asesinado por las fuerzas de seguridad del Estado español en Málaga, durante las manifestaciones por la autodeterminación que recorrieron Andalucía el 4 de Diciembre de 1977, y los sucesos acaecidos ese día, fueron el eje central del acto en el CAP Javier Verdejo.

El acto comenzó con la proyección de imágenes y música relacionados con los movimientos de liberación nacional andaluces, para continuar con un recital de poesía a cargo de miembros del CAP  y organizado por el compañero Rafael Lorente.

La base del acto consistió en la charla del compañero Mariano Junco sobre el 4 de Diciembre de 1977 en todo el territorio nacional y en Almería particularmente, haciendo un recorrido sobre el contexto histórico, actores, motivaciones, y actuaciones de los partidos del régimen para que el reclamo popular andaluz no pusiera en peligro la configuración del Estado surgido por el pacto del franquismo con la socialdemocracia.

La asistencia fue numerosa, contando con la presencia de representantes de la cultura almeriense, de asociaciones solidarias, de inmigrantes, de colaboradores y de los colectivos que gestionan el CAP.

Las expectativas que ha generado el CAP Javier Verdejo se ha visto reflejada en la asistencia a este día de Andalucía y en las numerosas propuestas de colaboración de colectivos sociales de la ciudad, con los que en próximos dias iremos  desarrollando proyectos conjuntos en el campo cultural, social, educativo, sindical, identitario, político...

Esperamos que en los próximos dias estén terminados los trabajos en el CAP y puesto en funcionamiento los servicios que en principio estamos desarrollando: librería alternativa, aula de formación, cooperativa de consumo, biblioteca y salón de actos.

Por Almería, Andalucía, los pueblos y la humanidad.


VIVA ANDALUCÍA LIBRE!!!!

                       Vídeo:




domingo, 30 de noviembre de 2014

Poemas para un 4 de Diciembre día de Andalucía

El Centro Andaluz del Pueblo "Javier Verdejo" organiza para el jueves 4 de diciembre, Día Nacional de Andalucía, una jornada con diversas actividades.
Contaremos con una pequeña charla para explicar el origen de nuestro Día Nacional, y el por qué de su conmemoración el 4 de diciembre.

Durante el acto habrá proyecciones de imágenes de las manifestaciones multitudinarias por toda Andalucía de aquel 4 de diciembre, amenizadas con música andaluza y popular.
También habrá tiempo para la lectura de poesías y un picoteo entre todas y todos los que vengáis a celebrar el Día de todos y todas las andaluzas
Todo esto será el próximo jueves a las 20:30 en el CAP "Javier Verdejo", en la calle Granada nº190, en La Cartaganera (frente al bar "El atracón")

poesías:























Jorge Soler

viernes, 28 de noviembre de 2014

Las mujeres, motor del cambio en Marruecos

La separación entre España y Marruecos es de sólo 14 kilómetros de mar, pero muchas veces parece que nos separa un abismo. Poco se conoce de las protestas sociales y del principal movimiento que se enfrentó al régimen marroquí pidiendo pan para todos. Un pan que también significa vivienda, educación, sanidad, trabajo y condiciones de vida dignas. El movimiento 20-F es, en realidad, muy parecido al 15-M: dio forma a toda esa indignación que recorría la sociedad marroquí desde hacía muchos años. Los amigos debatían en las cafeterías alrededor de una tetera sobre el exorbitante presupuesto real, el soborno o el enchufismo. Las familias hablaban en sus casas alrededor del cuscús acerca de las subidas en los precios de los alimentos o del material escolar. Y hace dos años, la indignación se desbordó.
Mucho se ha hablado del papel de las mujeres en las primaveras árabes. En Marruecos, miles de mujeres de diferentes clases sociales salieron a la calle, junto a los hombres, con unas demandas comunes, entre las que se encontraban el respeto y la igualdad entre los sexos. Culturalmente, en el país la mujer es considerada inferior al hombre, aunque el nivel de discriminación no es comparable, por ejemplo, a los países del Golfo. El hecho de que Marruecos sea considerado la puerta de Occidente, hace que las culturas se crucen y se enriquezcan y que muchas mujeres se vean reflejadas en sus vecinas europeas. Sin embargo, es contradictorio pedir al régimen que elabore una legislación que proteja los derechos de las mujeres cuando, a nivel social e individual, una gran parte de la población las sigue discriminando. Cuando se produce una violación, por ejemplo, la deshonra es para la mujer. Las madres solteras son marginadas social y legalmente.
En estos asuntos no prevalece tanto la religión, sino más bien la cultura, que se asienta en ella de manera inconsciente. Es ahora, con las protestas, cuando muchas mujeres se están cuestionando su condición, sobre todo las interpretaciones coránicas que regulan su conducta en el ámbito público, que llegan al punto de afirmar que no está permitido que éstas salgan de manifestación.
Estas interpretaciones interesadas están hechas por hombres mayoritariamente de los países del Golfo, que poseen unas tradiciones que son ajenas a los marroquíes y que han pretendido anular a gran parte de la sociedad para mantener sus intereses. Lo mismo pasa con la política en Marruecos. Unos se reúnen en las mezquitas, otros en los parlamentos, pero sus alianzas se cruzan y buscan un interés común: acallar a la población. Con la llegada del movimiento 20-F, hemos visto a mujeres que se declaran ateas junto a otras de confesión musulmana, con la cara cubierta, en manifestaciones en las que se pide la liberación de sus familiares.
Plantar cara a la humillación
Muchas han sido las mujeres marroquíes, sobre todo las jóvenes, que se han implicado en la construcción de este movimiento y país, ambos maltratados por el régimen. Las integrantes del Movimiento 20-F han sufrido insultos, patadas, secuestros y detenciones por parte de un régimen tirano que pretende seguir explotándolas.
Una de ellas es Selma Maarouf, un miembro activo y una de las caras más visibles del 20-F. Durante una protesta en la que se exigía el cierre de una cárcel donde se practicaban las más salvajes torturas, cerca de Rabat, a Selma la siguieron cinco policías hasta un garaje, donde le dieron una paliza.
Otra, Maria Karim, miembro de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, fue detenida y agredida por parte de la policía por acompañar al rapero Mouad Belghuat, el indignado, detenido por sus duras críticas hacía la monarquía y la mafia marroquí, formada por las familias más poderosas de Marruecos. La corona es un tabú y una línea roja que nadie debe sobrepasar, bajo pena de cárcel y maltratos físicos y psicólogicos. Por otro lado, los abusos sexuales son una estrategia poderosa que usan los torturadores las diferentes celdas. A las mujeres las amenazan con violarlas y dejarlas embarazadas, mientras que a algunos hombres les destrozan el pene, para así dejarlos impotentes. También les introducen botellas por el ano.
Mi abuela Amina, analfabeta y de clase humilde, vivió la humillación en la época en la que España ocupaba parte de su país, cuando un policía español entró a su casa, la echó de la mesa, se sentó y se comió su comida de ella y la de sus hijos. Al terminar, tiró los restos al suelo y se fue. Mi abuela vivió el engaño, el desprecio y la esclavitud que ejercieron unos y otros sobre el pueblo marroquí.
Hoy es la monarquía alauí, junto con las familias poderosas del país, quien pisotea a los ciudadanos más humildes. Ella lo tiene claro y sabe de dónde procede la corrupción, tanto aquí como al otro lado del estrecho. Repite siempre: “Ellos se comen nuestra comida y a nosotros nos tiran las migajas. Nos echaron de nuestro país y nos obligaron a emigrar para quedarse con nuestras riquezas”.
Aquí tenéis un vídeo de una concentración encabezada principalmente por mujeres en la que piden la liberación de presos políticos marroquíes.


Publicado en La Marea

viernes, 21 de noviembre de 2014

La duquesa de Alba y la España que se inclina

Queremos añadir también este titular: "La Duquesa de Alba y la Andalucía que se inclina"




¿Qué impide vivir como le dé la gana a una persona con un patrimonio de unos 2.500 millones de euros? Alguien que ha vivido bajo un manto de privilegios desde su infancia. Alguien que formó parte de la élite social durante una dictadura. Alguien a quien el folclore popular en algunas zonas del país le profesa un amor sincero y absurdo. Hasta un monje budista educado en el más estricto ascetismo dejaría de ser persona para convertirse en personaje.
Y sin embargo, lo que hemos visto con el fallecimiento a avanzada edad de la duquesa de Alba ha sido la competición habitual en este país por corresponderle con elogios empalagosos y frívolos tanto desde sectores conservadores para los que una aristócrata perteneciente a una familia con raíces en la historia de este país es un símbolo positivo por definición como desde personas que dicen ser de izquierdas, impresionadas aún por el hecho de que las élites no tuvieran problemas en acogerles con los brazos abiertos en los años 80. Una cosa que está a medias entre el síndrome de Estocolmo y unas convicciones que hace años se convirtieron en simple pose.
De ahí esos titulares en los que se ha homenajeado a la "duquesa rebelde" sin que quede muy claro contra qué se rebeló durante el franquismo, como no sea la moral sexual de la época, y tampoco creo que sea necesario especular sobre este último punto. En su intento por seguir hundiendo el prestigio que le pueda quedar, Alfonso Guerra, cuyo izquierdismo en el Gobierno ya quedó desnudado por un libro de Jorge Semprún, se ha unido a la lista de cortesanos armados de los tópicos de rigor. Y es difícil superar en ese campo al que fue alcalde de Sevilla durante doce años, Alfredo Sánchez Monteseirín,  en un artículo en el que los elogios se atropellan para revelar lo que sucedió entonces: los socialistas llegaron al poder en Sevilla y se aseguraron de respetar los derechos adquiridos por personajes como la aristócrata. Porque fueron los socialistas los que premiaron con el distintivo de "hija predilecta de Andalucía" a la mayor latifundista de la comunidad autónoma. Pero en algún momento alguien decidió que los latifundios y sus terratenientes son un factor de progreso y cohesión social, y los que no lo reconocen son unos envidiosos.
Quizá todo sea otro daño colateral de la Transición. El olvido exigía no pensar en la primera boda de Cayetana en 1948, que se ganó, con justicia o sin ella, la etiqueta de la boda más cara del mundo. En un momento en que incluso hasta los vencedores de la Guerra Civil pasaban hambre (imaginemos a los perdedores), se celebró lo que se llamó la última boda feudal de España. 2.500 invitados, un coste de 20 millones de pesetas de entonces (que en 1998 la revista ¡Hola! tradujo a 500 millones en dinero de ese año), decenas de miles de personas en las calles y una luna de miel que duró seis meses por Europa, México, EEUU y Cuba.
La duquesa se convirtió en un personaje de la jet-set internacional y su fortuna le permitió gozar de todos los privilegios imaginables, por más que la fe monárquica de la familia la mantenía a distancia esos años de la retórica fascista y militarista del régimen. Ninguna de sus propiedades sufrió mermas, antes al contrario, y su patrimonio gozó de la protección que el franquismo ofrecía a todos los que se contaban en esa clase social, lo que incluía la explotación de los trabajadores y la persecución de los que defendían sus derechos.
Era otra época y no conviene volarse la cabeza con resentimientos procedentes de cuando aún no habíamos nacido, dirá mucha gente. ¿Y ahora? ¿Qué convierte a una aristócrata en un modelo de imitación y elogio sociales que hace que los medios de comunicación compitan en darle una cobertura masiva en la actual situación económica del país? Su patrimonio está protegido por normas fiscales que permiten que el 90% esté exento del pago de impuestos. El hecho de que la mayoría de sus principales herederos residan en Madrid supone que no tendrán que pagar casi nada por el impuesto de sucesiones (por cortesía de Esperanza Aguirre e Ignacio González), una institución aparentemente marxista que  también existe en EEUU para los multimillonarios. Sus privilegios seguirán siendo los de sus familiares, que ahora han convertido la marca familiar en comercial para continuar llenando los bolsillos. Es una historia de dinero y las páginas de la prensa presuntamente seria mutada en prensa del corazón son sólo el teatro de guiñoles para distraer a la plebe.
En el colmo de la ironía, el fallecimiento de la Grande de España (sic) ha coincidido con la publicación en España del libro del economista francés Piketty, pero eso sólo es un guiño para los más leídos. Es más sangrante saber que ese mismo día en que los medios celebran a la aristócrata que todo lo consiguió por ser hija de su padre, se recordaba, por ser el Día Internacional del Niño, que  2,8 millones de menores viven en España en riesgo de pobreza y exclusión social. Haber nacido con más suerte.
Quizá todo se reduzca al mal endémico de esta sociedad, que va más allá del intento de vender periódicos o ganar puntos de share en la televisión. Al igual que en el caso de la muerte de Botín, los grandes medios y la España oficial optan una y otra vez por la genuflexión en vez de la reflexión. Quiten a esos niños hambrientos de la foto y hagan sitio a la "rebelde". Celebremos el banquete con las más altas autoridades del Estado y que se peleen los demás por las sobras. Igual que ocurrió en la boda de 1948.
Escrito por: Íñigo Sáenz de Ugarte.